Para alimentar a una población de 10 mil millones para 2050, reporte recomienda comer más vegetales
Especialistas de la comisión EAT-Lancet, uno de los cuerpos científicos más respetados del mundo, publicaron un reporte donde han concluido que un modelo de alimentación compatible con el cuidado del medio ambiente y los objetivos nutricionales consistiría en su mayoría (más de 90%) de alimentos vegetales, los cuales son significativamente más sostenibles.
“El consumo mundial de frutas, vegetales, nueces, semillas y legumbres deberá duplicarse, y el consumo de alimentos como la carne roja y el azúcar deberá reducirse en más del 50%,” dice el reporte, mientras destaca que los alimentos son la palanca más potente para optimizar la salud humana y la sostenibilidad medioambiental en la Tierra.
De acuerdo con el estudio, si basáramos nuestra dieta en granos integrales, legumbres, verduras y nueces, no solo cumpliríamos con la demanda calórica: también estaríamos protegiendo nuestra salud y la del planeta.
Regiones como Oriente Medio y África del Norte se acercan al objetivo de consumo de vegetales, Latinoamérica y Caribe consumen cantidades adecuadas de frutas y granos integrales, y el sur de Asia tiene una alimentación rica en legumbres. En cambio, las personas norteamericanas aún registran un consumo muy alto de carne roja y lácteos, considerados por el estudio como dos de los alimentos más insostenibles.
Una brecha difícil de cerrar
Para el año 2050, se estima que la población en la Tierra alcance los 10 mil millones, un crecimiento de 3 mil millones de personas en comparación con las cifras de 2010 y que nos enfrenta a un reto enorme: tornar la producción de alimentos más eficiente, respondiendo a la amenaza del cambio climático y evitando la expansión de la agricultura hacia nuevos bosques primarios.
Para cubrir con la demanda de alimentación en el futuro, tenemos una brecha difícil de cerrar: la producción de calorías debe aumentar en, por lo menos, un 56% y si continuáramos con el modelo actual –aún muy dependiente de proteínas de origen animal–, necesitaríamos de 593 millones de hectáreas de tierra (un área de casi el doble del tamaño de la India) entre la superficie agrícola mundial en 2010 y la expansión agrícola prevista para 2050.
Actualmente, casi el 80% de las tierras agrícolas corresponden a la agricultura animal (carne, acuicultura, huevos y leche), cuando estos productos solo proveen el 37% de las proteínas y menos del 20% de las calorías consumidas por las personas globalmente. Al mismo tiempo, esta industria es responsable del 56 a 58% de las emisiones de gases de efecto invernadero de toda producción de alimentos.
Este panorama es incompatible con el objetivo de mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y mantener el calentamiento global por debajo de los 2°C, el nivel necesario para evitar los peores eventos climáticos. El más reciente informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) ha alertado que, de no existir reducciones inmediatas y drásticas de los GEI, limitar el aumento de la temperatura será imposible. De acuerdo con otro estudio, no lograr estos objetivos podría amenazar a un tercio de la producción alimentaria global.
La eficiencia es la clave
Actualmente, nuestro sistema alimentario global no solo está devastando nuestro planeta por derivar en expansión agrícola y deforestación, también falla en cumplir su supuesto rol principal: alimentar a las personas. La cantidad de alimentos que cosechamos hoy debería ser suficiente como para alimentar a, al menos, 10 mil millones de personas pero la mayoría se pierde en un sistema muy ineficiente.
Una de las partes más críticas del desperdicio de comida sucede mucho antes de llegar a nuestros platos, cuando utilizamos cultivos para alimentar animales en lugar de personas. Se necesitan 7kg de granos para producir 1kg de carne de vaca y 4kg para producir 1kg de carne de cerdo. Por cada 100 calorías de granos que utilizamos para alimentar a los animales, solo obtenemos cerca de 40 nuevas calorías de la leche, 22 calorías de los huevos, 12 de la carne de pollo, 10 de la carne de cerdo o 3 de la carne de vaca.
Al redirigir el propósito de los cultivos cosechados de alimento para animales a alimento para humanos y sin consumo de carne y lácteos, la tierra cultivada globalmente podría reducirse en un 75% y aún así lograr alimentar a más personas que nuestro sistema alimentario actual.
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