Sí, la carne causa cáncer — aquí todo lo que debes saber al respecto
Una a cada seis muertes en el mundo son a causa del cáncer, convirtiendo a esta enfermedad en la segunda causa de muerte (luego de las enfermedades cardiovasculares). Pero, ¿qué tal si pudiéramos evitar estas muertes? De hecho, podemos al menos reducir drásticamente este número haciendo cambios en nuestra dieta: muchos estudios revelan que el consumo de productos de origen animal, carne principalmente, están directamente relacionados con ambos: cáncer y enfermedades cardiovasculares.
No es algo que decimos nosotros. Nada más ni nada menos que la Organización Mundial de la Salud, una agencia de las Naciones Unidas. En 2014, 22 expertos de 10 países revisaron más de 800 estudios epidemiológicos para evaluar si el riesgo de diferentes tipos de cáncer pueden ser asociados con un alto consumo de carne roja o carne procesada.
¿La conclusión? Las carnes procesadas como los embutidos, jamón, tocino, salchichas y otras, han sido clasificadas como Grupo 1, lo que significa, de acuerdo a ellos, que "hay evidencia convincente que este agente causa cáncer". Está en el mismo grupo que los asbestos, cigarrillos, radiación UV y el alcohol.
La carne roja fué clasificada como Grupo 2A, carcinógenos probables para humanos, lo que significa que hay evidencia limitada en los estudios epidemiológicos que demuestren una asociación positiva entre comer carne roja y desarrollar cáncer.
Los números no mienten
Descubrieron que comer 50 gramos de carne procesada al día incrementó el riesgo de cáncer colo-rectal en un 18%. Es el equivalente a 4 tiras de tocino o un hot dog. De acuerdo con la Sociedad Americana de Cáncer, esto puede elevar el riesgo de vida por cáncer de colon entre un 5% a 6%. Para la carne roja, hallaron evidencia de un incremento de cáncer colo-rectal, pancreático y prostático.
Una gran parte de este riesgo puede estar relacionado con su preparación. Cuando la carne, el pollo y los mariscos son cocinados a altas temperaturas, liberan aminas aromáticas heterocíclicas. Y cuando su grasa y jugo caen sobre una superficie caliente o fuego, causando llamas o humo, se forman hidrocarburos aromáticos policíclicos.
Cuando se metabolizan por enzimas en nuestro cuerpo, algunos de los subproductos de este proceso pueden causar daños en nuestro ADN, haciendo ambas sustancias carcinógenas. En el caso de la carne procesada, esta tiene un “bonus”: Está llena de aditivos químicos, entre ellos los nitritos.
Además, investigaciones sugieren que el consumo de carne contribuye tanto como el azúcar a la aumentada prevalencia global de obesidad. El sobrepeso y la obesidad son un importante factor de cáncer.
Riesgos para mujeres
Un estudio realizado por la Universidad de la Sorbona y publicado en el British Medical Journal, descubrió que un aumento del 10% en el consumo de comida procesada está relacionada a un incremento del 12% en el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. Entre los productos listados como potencialmente cancerígenos están los nugget de pollo y otras carnes procesadas, confirmando las conclusiones de la Organización Mundial de la Salud.
Otra investigación, de Harvard School of Public Health, encontró una relación entre el alto consumo de carnes rojas y cáncer de mamas en mujeres jóvenes. Comparadas con mujeres que consumen una porción de carne roja, quienes comen 1,5 porciones al día podrían tener un riesgo 22% más alto de cáncer de mamas. Y cada porción diaria adicional de carne roja parece incrementar el riesgo de cáncer de mamas otro 13%.
Más vegetales, menos carne
Vamos a destacar esta información: 1,5 porciones al día. Es alrededor de 100g. Detente un segundo a pensar cuánto comes.
Significa que incluso una pequeña cantidad puede causar cáncer. Esto también lo reveló un estudio por el UK Biobank. Después de cinco años de analizar a medio millón de hombres y mujeres que se inscribieron en el proyecto de investigación, descubrieron que quienes se mantuvieron más o menos dentro de los parámetros, comiendo en promedio 76g de carne roja o procesada al día, tenían riesgo 20% mayor de cáncer intestinal comparado con quienes consumieron en promedio 21g al día.
Una dieta balanceada basada en plantas, con frutas, verduras y granos, es rica en antioxidantes que juegan un rol importante en la prevención del cáncer. Los vegetales crucíferos tales como el brócoli, la coliflor, el kale (o col rizada) y el repollo (o col) son analizadas por la evidencia de que podrían ayudar a desactivar carcinógenos e inhibir la migración de células tumorosas que causan metástasis.
No cabe duda que prácticamente en todos los estudios que encuentres los científicos te dirán lo mismo: come más vegetales y menos carne. Nosotros decimos lo mismo. Es bueno para tu salud, para los animales y para el medioambiente. ¿Quieres intentarlo? Súmate a nuestro Desafío 21 Días Veg.